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La importancia de la reducción de emisiones en las empresas

Reducir el impacto que las distintas actividades humanas generan en los ecosistemas es una urgencia cada vez mayor, donde las empresas tenemos un rol fundamental. 

¿Cuál es la urgencia de realizar cambios?

El cambio climático es una de las razones principales para hacer transformaciones drásticas en nuestras actividades, siendo uno de los problemas más apremiantes para todas las sociedades hoy. 

El cambio climático ha significado un aumento acelerado en la temperatura del planeta, principalmente, a través de la huella de carbono o emisiones de gases de efecto invernadero producidas directa o indirectamente por personas, organizaciones, productos y procesos de distinto tipo.

Así, los efectos del cambio climático ya son notorios, quedando atrás el tiempo en que este concepto parecía una imagen lejana, perteneciente a una realidad casi de ciencia ficción. 

Dentro de estos efectos se observan cambios en los patrones del tiempo, aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, los que cobran vidas humanas y animales en distintos lugares del planeta.

De esta manera, el cambio climático supone un impacto negativo en la vida de las personas, las comunidades, los ecosistemas y la economía de los países. Por esto, si no se toman prontas acciones, las consecuencias a futuro serán más complejas y difíciles de abordar. De ahí la urgencia de tomar acciones a todo nivel.

El papel de las empresas en la gestión ambiental

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Como señalábamos antes, las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas hacen que la amenaza del cambio climático empeore y provoque efectos irreversibles para los ecosistemas.

Por ello, las sociedades en su conjunto deben asumir la responsabilidad de disminuir las emisiones que inciden en el aumento de la temperatura global. Aquí es donde las empresas cumplen un papel protagónico en la gestión ambiental, siendo una decisión acertada no sólo en términos de responsabilidad social, ecológica, sino también económica.

Gestionar la huella de carbono o de las distintas emisiones es una de las medidas que las empresas pueden tomar para contribuir a la reducción de emisiones. 

Si bien la huella de carbono es un indicador que puede ser medido, también es útil como herramienta de gestión ambiental. Esta le permite a una empresa reconocer las acciones que contribuyen a disminuir las emisiones y avanzar hacia una mejora constante, utilizando de manera más eficiente los recursos.

De esta manera, las emisiones de gases de efecto invernadero pueden ser cuantificadas desde un enfoque corporativo. Esto permite la confección de reportes que permitan a la organización comunicar su desempeño frente al cambio climático con proveedores, clientes, inversionistas, gobierno, entre otros.

Luego de cuantificar, es posible analizar y gestionar las emisiones, de acuerdo a sus características:

  • Emisiones directas: provienen de fuentes que son propiedad o controladas por la empresa como, por ejemplo, consumo de combustibles fósiles en fuentes fijas y/o móviles, fugas no intencionadas de equipos de climatización, entre otros.
  • Emisiones indirectas por consumo y distribución de energía, asociadas al consumo de electricidad y/o vapor generados.
  • Otras emisiones indirectas: emisiones que no son de propiedad ni están controladas por la empresa como, por ejemplo, transporte de funcionarios, viajes aéreos o terrestres por motivos de trabajo, transporte de insumos, generación y transporte de residuos.

Así, las empresas pueden adoptar medidas que ayuden a reducir y compensar la huella de carbono, disminuyendo las emisiones a la atmósfera. 

A partir del análisis inicial se pueden transformar los hábitos de la organización con miras a la eficiencia energética. ¿Cómo? 

Por ejemplo, reduciendo el consumo de combustibles no renovables e insumos; realizando mejoras en las operaciones logísticas y la gestión de los residuos; impulsando campañas de sensibilización; invirtiendo en proyectos medioambientales, entre otras acciones.

Por lo tanto, la gestión ambiental se vuelve un aspecto diferenciador entre las empresas, aportando no solo en un sentido económico y productivo, sino también en el bienestar de las personas, sociedades y el medio ambiente. 

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