Que las sociedades actuales se desarrollen de forma sustentable es una necesidad que también debe estar en el centro de las decisiones de negocios de las organizaciones actuales.
Frente a la irreversibilidad del cambio climático, los planes y acciones deben encaminarse a reducir el impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente y procurar la mayor eficiencia energética.
Una acción encaminada a la eficiencia energética al interior de las empresas es potenciar la electromovilidad a través de flotas de vehículos eléctricos para sus distintas operaciones.
Veamos cuáles son las características de estos vehículos y las ventajas de avanzar hacia una movilidad más sustentable.
¿Cuáles son las características de los vehículos eléctricos?
Los vehículos eléctricos cuentan con un motor alimentado por energía eléctrica, en vez de combustible tipo gasolina o diésel.
La energía eléctrica se transforma a energía cinética en base, principalmente, a baterías de ion litio, recargables directamente en la red eléctrica.
Actualmente, los vehículos eléctricos poseen mayor autonomía de desplazamiento, entre 300 y 400 kilómetros, dependiendo del tamaño y peso de las baterías. La mayor autonomía los hace vehículos cada vez más atractivos por el ahorro que significa el uso de electricidad (hasta un 80%, dependiendo de la marca) en comparación con los combustibles tradicionales.
Otra característica de este tipo de vehículos es su mínimo impacto acústico en los entornos donde se desplazan. El motor eléctrico prácticamente no emite ruido ni vibraciones al estar en funcionamiento, lo que sin duda contribuye a sostener entornos menos contaminados y más amigables con quienes los habitan.
Ventajas de los vehículos eléctricos
Trasladarse utilizando vehículos eléctricos es un cambio significativo a todo nivel, sobre todo cultural. La electromovilidad implica una transformación no solo en el tipo de transporte que empleamos para nuestras tareas cotidianas, sino también la forma en que concebimos el entorno, abriendo la oportunidad a pensar el diseño de ambientes menos contaminados, con mejor calidad de vida y más sustentables.
En este sentido, las empresas tienen un papel muy relevante en la transformación hacia ambientes menos contaminados y, por tanto, en la preservación de los ecosistemas.
Contar con una flota de vehículos eléctricos significa reducir la huella de carbono por combustión, una de las emisiones que más ha contribuido al acelerado calentamiento global de la atmósfera.
Aun cuando el valor de un vehículo eléctrico sigue siendo elevado en Chile, ha habido una tendencia a la baja en los precios, impulsada por la modificación del decreto 145 del Ministerio de Transportes que permite que los automóviles llegados de Asia ingresen homologados a la matriz eléctrica nacional y se puedan utilizar sus cargadores, adaptadores y cables, ya adecuados a la normativa vigente. Esto ha aumentado la oferta de nuevas marcas que están ingresando al mercado nacional, disminuyendo los precios.
Otra ventaja a considerar es el ahorro de este tipo de vehículos. Se ha estimado que por cada 100 kms, un vehículo eléctrico tiene un costo entre 3 y 5 veces menor que uno de combustión. Así también, su rendimiento es óptimo, lo que lo hace ser rentable al funcionar a bajas revoluciones con un motor progresivo y sin necesidad de embrague ni caja de cambio.
Adquirir una flota de vehículos eléctricos también implica una disminución en los gastos de mantenimiento, los que resultan mínimos en comparación con vehículos con motores a combustión, significando un ahorro sustantivo en servicios de talleres y postventa.
¿Puedes convertir tu vehículo convencional a eléctrico?
Lamentablemente, por ahora no. La normativa chilena no permite la conversión de vehículos de combustión interna a eléctricos, aludiendo a razones de seguridad y señalando que no serán aprobados en las revisiones técnicas.
Sin embargo, tanto en países europeos como en Canadá y EEUU, existen regulaciones y pautas específicas que orientan a las empresas encargadas de hacer conversiones respecto a cómo implementar las transformaciones.
Este punto es un aspecto pendiente en Chile, donde solo se permite la conversación de motores de combustión a gas de cualquier vehículo particular. Sin embargo, estos vehículos siguen generando emisiones contaminantes como CO2.
Queda, por tanto, un camino que recorrer hacia una movilidad realmente limpia y sustentable.
